En España, tierra de olivos, se cultivan más de 250 variedades de aceitunas, no en vano el aceite de oliva es una de las bases de la dieta mediterránea, de la que tan orgullosos estamos. A continuación os contamos todo lo que hay que saber sobre una de las variedades más solicitadas: la Arbequina
PROCEDENCIA
El olivo arbequina es de origen palestino. Se dice que, durante el siglo XVII el duque de Medinaceli introdujo esta variedad en España, concretamente en Arbeca (Lleida), localidad en la que el duque tenía su castillo, y que da nombre a tan famoso aceite. Actualmente, la mayoría de los olivos de esta especie en nuestro país se encuentran en Cataluña y Aragón, aunque cada vez hay más en comunidades como Castilla La Mancha o Andalucía. Una de las características de la arbequina es que resiste tanto el frío como la sequía, por eso, para un clima continental, como el albaceteño, es perfecta.
CARACTERÍSTICAS
El olivo que da la arbequina posee un aspecto muy parecido al resto de variedades, aunque su ramaje es ligeramente más despoblado; también se caracteriza por su color verde oscuro. La oliva es muy pequeña, más de lo normal, normalmente pesa entre uno y dos gramos. A cambio, es una de las más grasas y productivas, con un 20% de rendimiento del fruto. Por este motivo la arbequina se usa, sobre todo, para la elaboración de aceite.
SABOR
El aceite de arbequina posee un sabor muy afrutado, dulce y ligeramente picante. Se puede combinar prácticamente con cualquier tipo de comida, aunque se recomienda sobre todo comerlo crudo, acompañando ensaladas o postres, ya que no oculta el sabor del resto de ingredientes. Además, ayuda a eliminar el colesterol “malo” y potencia el “bueno”. Si unimos esto a sus cualidades como antioxidante, debido a su alto contenido de vitamina E, tenemos un alimento no solo delicioso, sino con muchas propiedades beneficiosas para el organismo.
CONSERVACIÓN
Para aprovechar debidamente todas estas cualidades, es muy recomendable que el procedimiento mecánico se realice en frío, lo que mantendrá intactas todas sus características organolépticas, es decir, que podemos percibir a través de nuestros sentidos. Para su debida conservación, el envase deberá ser de vidrio de un material oscuro, para evitar la oxidación provocada por el sol y, preferiblemente, de una capacidad menor a un litro, lo que ayudará a mantenerse estable.