La Feria de Albacete, declarada de interés turístico internacional, es uno de los mayores motores de la ciudad y un evento que los albaceteños esperan con ilusión durante todo el año. De hecho, seguramente, sea uno de sus motivos de mayor orgullo.
Se celebra del 7 al 17 de septiembre y, algo que comenzó como un evento ganadero es, a día de hoy, una especie de fiesta continua que resulta un imán para el turismo, con atractivos como su importante feria taurina.
Sus inicios siguen siendo difusos, pero, a grandes rasgos, esta es su historia y evolución:
ORIGEN
No se conoce una fecha exacta para su comienzo, pero podría ser sobre 1305, ya que en las cortes se oyen protestas contra cientos de señores de Castilla, que buscan nuevos lugares para mercadear.
Albacete todavía no era una villa, pero ya acogía compraventas de ganado importantes, seguramente ilegales.
En el año 1375 Albacete se separa de Chinchilla, lo que le da derecho a una feria anual.
SIGLOS XV- XVIII
En el s.XV se celebra la feria en el día de San Andrés, el 30 de noviembre, y tiene lugar en la villa. Más tarde esta fecha se cambiaría por el día de San Agustín, 28 de agosto.
Durante el s. XVI se traslada a Los Llanos (territorio de nuestra Dehesa). Es la Feria franciscana, paralela a la romería que se realizaba cada 8 de septiembre a la ermita junto a la que se apareció la Virgen de Los Llanos.
En 1710, Felipe V concede el privilegio de feria franca durante 4 días, del 7 al 11 de septiembre, en el casco urbano de la villa. Sin embargo, los feriantes siguen acudiendo al convento franciscano de los Llanos. Es lo que se conoce como la “feria dividida”, que duró dos años. Se celebraría dos días en el casco urbano y el resto, en el convento de los Llanos.
Es en 1783 cuando se construye el recinto ferial actual, lo que promueve la llegada de multitudes de visitantes.
SIGLOS XIX-XX
La Feria de Albacete ya se ha convertido en una de las más importantes de España, favorecido por nuestra situación geográfica, entre Madrid y el Levante.
Durante el S.XX comienzan las actividades culturales y los juegos florales. Tras el parón de la Guerra Civil, cada feria se inicia con un homenaje a la Virgen de Los Llanos.
Sobre los años 60 aumenta el sector terciario, y la importancia turística de la Feria: bares, restaurantes, hoteles… Cada vez el fin es más lúdico, y se declara de interés turístico nacional.
Para los 80 la asistencia ya es masiva, con un predominio absoluto del consumo. Comienzan a aparecer las atracciones, casetas, las tascas y comedores.
Actualmente, la población de la ciudad se triplica durante estos diez días. Ya somos de interés turístico internacional y no encontrarás a ningún albaceteño que no defienda su feria, ni a ningún visitante que no esté pensando en volver.
Así que… ¡a disfrutar de los días que nos quedan de Feria!