Ya tienes el menú preparado, la vajilla de la abuela lista, los invitados esperando y… llega el momento de servir el vino, ¿estás asustado? No te preocupes, con estos consejos te aseguramos que saldrás airoso del paso.

¿Qué significa maridaje en el mundo del vino?

La palabra maridaje siempre crea controversia, y es que, al final, qué combinar con qué no deja de ser una cuestión de gustos.

Hay que pensar en el menú como un todo, una especie de baile de platos que sigue un orden lógico y, al igual que no sirves el postre antes de la carne, tener cuidado a la hora de elegir en qué momento servir cada vino.

Una buena regla es ir de menos a más, ya que, al contrario, el sabor de los vinos más fuertes opacará a los siguientes.

Como idea, puedes acompañar el entrante de un blanco o rosado, para seguir con un tinto joven, tras el que puedes atreverte con uno más maduro y reservar los espumosos para los dulces.

Los vinos, dependiendo de su concentración de alcohol, taninos y su maduración, pueden ser más o menos “intensos”, podemos jugar a equilibrar los platos o a contrastarlos. Además, el vino tiene la capacidad de evocar ciertos sabores, con lo que, si hacemos una ensalada con frutas, podemos acompañarla de un vino afrutado, para que se potencien mutuamente.

Ante la duda, lee etiqueta o la ficha técnica del vino que has elegido, te ayudará a descubrir con qué acompañarlo.

 

¿Cuál será la temperatura correcta del vino?

La idea de que el vino tinto se sirve “del tiempo” proviene de una época en la que no existía la calefacción, así que, a día de hoy, no parece muy aconsejable seguirla.

Hay que tener en cuenta que, a menos de 5ºC no percibiremos el sabor adecuadamente, y que, si este está demasiado caliente, el alcohol opacará los distintos aromas.

Debemos enfriar el vino con suavidad, así que nada de usar el congelador. La mejor manera usar una cubitera, en la que mezclaremos agua y hielo, si no… siempre nos quedará la nevera.

La temperatura idónea dependerá del tipo de vino, a grandes rasgos, podemos seguir esta guía, aunque, una vez más, lo mejor es consultar la ficha técnica, teniendo en cuenta queal servirlo en la copa, su temperatura aumentará entre 1 y 2ºC.

Rosado, Cava: 6-8ºC

Blanco joven: 8ºC

Blanco barrica: 10-12ºC

Tinto joven: 12-14ºC

Tinto añejo: 17ºC

 

¿Tengo que decantar el vino?

No hay que decantar todos los vinos. De hecho, normalmente solo se hace con los tintos añejos, ya que pueden formar posos o sustancias sólidas en la botella y podemos querer librarnos de ellas. Ojo, esto es normal y no tiene nada que ver con la calidad o condición del vino.

También podemos decantar un vino joven para oxigenarlo y así sacar a la luz todos sus aromas.

Para decantar un vino necesitamos, evidentemente, un decantador. Estos tienen una forma ancha, para que el oxígeno entre en todas las moléculas del caldo, con el cuello estrecho, y deben ser de vidrio o cristal.

Debe mantenerse la botella de vino en posición vertical al menos 24 horas antes de ser decantado, para asegurarnos de que todos los posos se acumulan en el fondo.

Si lo que queremos es eliminar los posos del vino, deberemos cambiar el vino de la botella al decantador cerca de una luz y con mucho cuidado, para que no se nos cuelen los posos. Inclinaremos levemente la botella y pondremos atención para que no se formen burbujas. En cuanto veamos que los posos se acerquen a la botella, es el momento de parar. Aun así, dejaremos el vino unos minutos en el decantador, así, si se nos ha escapado algún poso, irá al fondo del mismo.

Si se trata de un vino joven, simplemente queremos airearlo, así que no hace falta ser tan cuidadosos, aun así, procederemos despacio, para no formar burbujas.

Si tenemos alguna duda, podemos decantar la cantidad equivalente a una copa, así comprobamos la diferencia entre uno y otro y podemos elegir si decantar el vino o no sin miedo a equivocarnos.

Los Reservas y Gran Reservas pueden decantarse una hora antes de ser disfrutados, con los jóvenes podemos hacerlo con más horas de antelación.

En cuanto a blancos y rosados, podemos saltarnos este paso, al no ser que sean vinos complejos con mucho tiempo en barrica.

 

¿En qué copa lo sirvo?

Teniendo en cuenta que existen diferentes copas incluso para disfrutar al máximo de cada variedad de uva, este asunto puede traer de cabeza a más de uno.

Lo idóneo es que las copas sean de cristal o vidrio fino y completamente transparentes.

Podemos servir tanto el tinto como el blanco en una copa burdeos o borgoña. Se suelen usar dos tamaños: las más grandes, para el tinto, ya que necesitan más oxigenación. Las pequeñas, para el blanco, que, además suelen tener el tallo más largo para evitar que el vino se caliente.

Para los espumosos usaremos una copa tipo flauta, que concentrará los aromas y conservará el vino a baja temperatura.

 

¿Lleno la copa hasta arriba?

Una vez más, depende del tipo de vino que estemos sirviendo:

Reserva o Gran Reserva: Los vinos con más cuerpo necesitan más oxígeno para poder disfrutarlos en todo su esplendor, así que no pasaremos del tercio de la copa.

Tintos jóvenes, rosados o blancos con barrica: En este caso, podremos ser generosos y llenar la copa hasta la mitad.

Vinos blancos, una vez más, un tercio de la copa, evitando así que se caliente.

Vinos espumosos: Esta vez, nos quedaremos a un centímetro del borde de la copa, para poder disfrutar de las burbujas.

 

Resuelto todo esto, nos quedaría el paso más importante: brindar con una copa de nuestro vino Mazacruz junto vuestros seres queridos, abrir todos los sentidos y disfrutar.