Se acerca la Navidad, y puede que ya estés pensando en los regalos, o en las comilonas de estas fechas. Si te gusta la gastronomía, un buen queso manchego es perfecto para ambas ocasiones.
El problema es que, no todo el queso que se etiqueta como manchego, lo es. La Fundación del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Queso Manchego lo sabe, y por ello hizo esta campaña publicitaria que nos enseña a salir de dudas. (Nosotros le tenemos un cariño especial al anuncio, ya que, se rodó en nuestras instalaciones).
Lo más importante de un queso es su materia prima, en este caso, la leche. Para el queso manchego esta tiene que ser leche de oveja de raza manchega, que apenas ha sufrido cambios a lo largo de los siglos. Si un queso se realiza en Castilla La Mancha con leche de otro tipo de ovejas, no mantendría en ningún caso esta denominación de origen. Además,el Consejo Regulador realiza periódicos controles para asegurar la calidad del alimento y confirmar que sus propiedades y especiales características se mantienen intactas.
MUY BIEN, PERO… ¿CÓMO SÉ QUE ES MANCHEGO?
Distinguir un auténtico queso manchego es muy fácil, solo hay que estar atento a tres detalles:
Aparece la palabra manchego en la etiqueta. Si está hecho de leche cruda, tendremos además, artesano o artesanal.
Contraetiqueta numerada: Pegada a la etiqueta comercial, aparecerá una pegatina de pequeño tamaño con el logo de la Denominación de Origen acompañado de un número.
Placa de caseína: Por último, si le damos media vuelta al queso, podremos verla incrustada en la corteza. Es una especie de carnet de identidad del queso en el que podremos leer Denominación de Origen Manchego, seguido de cinco números y dos letras.
El color del queso manchego, o el entramado de su corteza, también son característicos para el ojo experto, pero si no es tu caso, no fallarás si sigues las indicaciones arriba señaladas.
¡Ahora, ya puedes disfrutar, sin tener dudas, de un auténtico queso manchego!