Hacia el año 744, el territorio de Albacete estaba ocupado por los “árabes de Palmira”. Para evitar profanaciones, una imagen de la Virgen fue enterrada en el territorio de Los Llanos.
Varios siglos después, un labrador se encontró, mientras trabajaba la tierra, la figura de una mujer. Decidió envolverla en una manta y llevársela a casa para regalársela a su hija como juguete. Sin embargo, al llegar, la escultura había desaparecido.
Al día siguiente, el labrador volvió a encontrar la imagen en el mismo lugar. Tomando más precauciones en esta ocasión, ató cuidadosamente la manta en la que envolvió la figura, para evitar que se perdiese, como en el día anterior. Cuál sería su sorpresa cuando, al llegar a casa, y pese a que los nudos del envoltorio seguían intactos, la escultura había vuelto a desaparecer.
El labrador comprendió que se trataba de una aparición mariana, y avisó a las autoridades eclesiásticas de Albacete, quienes lo acompañaron a los surcos de tierra dónde la figura había sido hallada, ya en dos ocasiones y, efectivamente, ahí se encontraba de nuevo.
A partir de entonces, la imagen recibió culto bajo el nombre de Santa María de Los Llanos y, en el lugar del descubrimiento, se edificó una humilde ermita, costeada a base de limosnas y donativos de la gente de la zona.
En el año 1632 Santa María de Los Llanos fue proclamada patrona de la Villa de Albacete. Actualmente, la imagen descansa en la catedral de la ciudad.
Otra leyenda, más fantasiosa, cuenta que la imagen fue realizada por San Lucas y escondida por Santiago.
Sea como sea, el territorio de Los Llanos, en los que se encontró la figura de la Virgen, y en los que se edificó la ermita, forman parte de las 10.000 hectáreas que conforman Dehesa de Los Llanos.
Hoy, 8 de septiembre, es su día, y nosotros queríamos celebrarlo dando a conocer su historia.